La estancia ha superado nuestras espectativas, se trata de un caserío vasco rehabilitado con materiales autoctonos y fiel al estilo local. La cocina es enorme con una gran mesa para 10 comensales, la habitación pirncipal tiene un baño enorme con cirstalera y vistas al monte y el mar, esta rodeado de eucaliptos y limoneros, el dueño Miguel nos mimó regalandonos cada mañana con huevos de sus gallinas, limones de sus limoneros, brevas de sus higueras. A escasos 3 minutos en coche del centro de Bakio, el pueblo ofrece una gran playa para hacer surf o pasear, skate park, parques con pistas de futbol y baloncesto, heladerias, bares y restaurantes, hay varias escuelas de surf en el pueblo.
Bilbao esta a 25 minutos en coche que aprovechamos para salir de pinchos una noche.