Una grata estancia en la que cabe destacar, por encima de todo, el magnífico trato de su propietaria: Victoria. Te hace sentir como en casa y prepara unos desayunos sencillos pero simplemente perfectos. No se le puede pedir más: amable, atenta, encantadora, se preocupa de que sus huéspedes tengan todo lo que necesitan y siempre te recibe con una sonrisa. Al llegar nos dio consejos para hacer turismo y nos explicó cómo llegar al centro (andando queda todo muy cerca, no hace falta coger el coche)
La habitación espaciosa y limpia, con vistas al castillo. Se encuentra en una urbanización y es una zona muy tranquila, con facilidad de aparcamiento.
Sin duda un lugar para repetir. Muy agradecidos por el trato recibido. Así da gusto!