El hotel es un castillo, la habitación es muy espaciosa, está muy limpia y la vista es increíble. Se encuentra en una colina muy elevada, por lo que despertar con las vistas de la Toscana es hermoso. El personal muy amable, y buscando siempre mejorar la estancia y ayudar en lo posible. No cabe duda, de que de regresar nos hospedaríamos de nuevo.
Es mejor llevar coche, ya que la llegada es un poco pesada, y para pedir taxis en el pueblo es mejor hablar el idioma italiano.