Inicialmente, hubo un desafortunado malentendido con la reserva de Alejandra: reservó una de mis casas a un precio básico que no incluía a dos huéspedes adicionales: sus hijos adultos. No pude corregir el error debido a una configuracion muy rara e incomoda en la pagina de VRBO y también fue imposible contactar con el departamento de clientes. Cuando llegaron Alejandra y su familia, inmediatamente les expliqué la situación, ofreciéndome a resolver el problema con el pago con un gran descuento: en total 120 euros (10 euros la noche por la persona adicional). Alexandra se negó a pagar esta cantidad, recordándome categóricamente el aspecto formal del contrato con VRBO. La casa que alquiló Alejandra cuenta en la actualidad con una serie de mejoras qoe no existian en el momento de formalizacion del contrato y que, por lo tanto, no estan ofertadas en la pagina web, tales como un acogedor merendero que encluye cocina de verano. Le advertí a Alejandra de esta incorporacion que no aparece ofertado en VRBO. Alejandra me respondió literalmente lo siguiente: "no necesitamos ese merendero, no lo usaremos". Pero resultó que cumplir su palabra no formaba parte de los planes de Alejandra. Toda la familia continuó usando este lugar. Así pasaron dos días. Finalmente tuve que recordarle a Alejandra nuestro acuerdo y pedirle que abandonara el merendero, ofreciendo cenar en la mesa de jardín, que esta ofertada en el anuncio. Alejandra sin mi permiso, arrastro la mesa del jardín a la terraza, orientada hacia la segunda casa en la que vivian otros clientes, molestandolos. He dicho a Alejandra que al hacer esto ella no solo esta violando las reglas de la casa, sino que también crea una situación extremadamente incómoda para otros clientes - una familia con dos niños pequeños. Desde el primero hasta el último día de su estancia, Alejandra y su familia estaban violando los términos del contrato, los acuerdos verbales, las reglas de la casa, generaron molestias a otros clientes y enseñaban desprecio total al dueño de la casa. Dejaron la colcha de sofá rota y el enrutador de Internet fuera de servicio... Alejandra Tomas, nunca te volveré a ver, menos mal! Pero quiero advertir a todos los anfitriones que estarán destinados a recibir a Alejandra y su familia: tengan cuidado y revisen la casa en el momento de la salida de estos clientes. Y en general, piense si tiene sentido tratar con ellos – la experiencia miá fue un siniestro total.